La vitamina C que encontramos en los alimentos que consumimos a diario, es una de las vitaminas más estudiadas en el ámbito global de la medicina, ya que es muy importante para el buen mantenimiento de nuestra salud.
Los humanos a diferencia de otros animales, no producimos esta vitamina c y esto nos obliga a consumir alimentos que la contengan o bien tomar complementos dietéticos que nos aporten esta vitamina tan necesaria en nuestra dieta, sobre todo en épocas donde mantener nuestros sistema inmune en óptimas condiciones es fundamental.
También es muy importante en los procesos de cicatrización, las personas que tienen hematomas que aparecen a mínimos golpecitos, nos están indicando que tienen carencias de vitamina C y si al cepillarnos los dientes tenemos sangrado, una de las causas puede ser la carencia de esta vitamina.
La falta de esta vitamina en el organismo produce la enfermedad llamada escorbuto o avitaminosis, que era muy común en las travesías de los marineros por la falta de fruta o alimentos frescos.
Esta vitamina también tiene una fuerte acción antigripal y anticatarral, siendo además un potente antioxidante aportando grandes beneficios a nuestro sistema inmune.
Esta vitamina es necesaria para regular la producción de carnitina y colágeno, que son dos componentes fundamentales en las estructuras de la piel, tendones, ligamentos y vasos sanguíneos.
Si queremos aportar vitamina c extra a nuestro organismo, existen muchos tipos de complementos dietéticos en el mercado que la aportan.
La opción más evolucionada de vitamina C es la liposomada, que no produce molestias estomacales y se absorbe en el estómago en su totalidad.
Los liposomas, son partículas que podemos asemejar a pequeñas burbujas formadas por fosfolípidos que protegen las sustancias que se encuentren dentro para permitir la buena absorción de los nutrientes.
La biodisponibilidad de esta vitamina liposomal es 15 veces mayor que la normal, mejorando de forma significativa la totalidad de las estructuras de nuestro organismo .